Un fantasma recorre el PP. El fantasma de la mangancia –presunta-. La mangancia –vaya palabro- recorre las instituciones gobernadas por el partido de la gaviota, en este caso más buitre carroñero, de un lado a otro de la geografía del estado. Mientras 4.000.000 millones de trabajadoras y trabajadores las pasan putas, con paro o sin paro, una panda de “engominados” y “estilizadas siliconadas”, cargos públicos, o no, se dedican –presuntamente- a embolsarse los dineros de los contribuyentes, llevárselos a “paraísos fiscales” o a cuentas de testaferros, mediante el timo del “pelotazo” y las tramas “trileras”.
Paralelamente, unos frustrados agentes secretos se dedican a elaborar informes de los chanchullos económicos de unos y otras, cargos del PP, de la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid, en una descarnada batalla cainita por el poder, entre seguidores de Rajoy, Aguirre o Gallardón.
El diario El País destapa espionaje y mangancia (las malas lenguas dicen que dada su delicada situación económica, por “la descerebrada política económica de Cebrián”, le sirve al PSOE el escándalo, por apoyos económicos) y el bueno de Garzón coge el testigo.
Que Garzón nos cae como nos cae no sorprenderá nadie. Esperemos que este asunto no sea otro “brindis al sol” a los que nos tiene acostumbrado nuestro juez “estrella”. Recordar, por ejemplo: Memoria Histórica, “Operación Nécora”.
Que la plana mayor del PP con Rajoy al frente salga, patéticamente, a la palestra apuntando a una conspiración contra su partido para distraer al personal, es tan natural como la vida misma. Y tiene razón, es una conspiración que el mismo PP se ha organizado, orquestado y embolsado –presuntamente-. Y lo de distraer, bueno hasta cierto punto, pues a un parado o una parada de larga duración, mayor de 45 años, que cobra 400 euros al mes, ya me dirás, más que distraer le cabrea.
Ahora le toca al PP estar a la cabeza de la corruptela –cansinamente presunta- y al PSOE en un puesto más bajo, ya estuvo de número uno años atrás. Así son las cosas, no siempre se puede estar de líder.
Sin embargo, no nos engañemos, salvo honrosas excepciones, las distintas formaciones de izquierda o derecha, nacionalistas o mesetarios, con espacios de poder no escapan a tener un “Roldán”, o alguna docena, en sus filas. Los hay de todas las clase, los que directamente se quedan con todas las comisiones y los honrados: dos para el partido, ocho para mí.
Los políticos se enfadan muchísimo cuando se generaliza. Es injusto, cierto, pero es que la cosa no para. Si no sale un Roldán, un Rojo, un Roca, salta el alcalde de Boadilla o alcaldesa de allá o el concejal o concejala de acullá. O sino el consejero o consejera, o presidenta o presidenta, ex o en activo, de tal o cual Comunidad Autónoma o cargo de la administración central o la curia (que también juegan a esto). Y como se dice ahora, con unas tramas que no envidian a la Ndraghetta calabresa. Y lo peor no es lo que sale a luz pública, lo peor es lo que se sospecha y no sale, por ahora, y que se sitúa a los más altos niveles de este estado monárquico de pacotilla, democrático de “bajo pelo”, continuista de prebendas franquistas, por conveniencia o linaje. En fin, un asco.
Vamos a por la República, la Tercera, que nos salve de esta lacra política y nos higienice del politiqueo de alcantarilla.
Álvaro Fernández
Paralelamente, unos frustrados agentes secretos se dedican a elaborar informes de los chanchullos económicos de unos y otras, cargos del PP, de la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid, en una descarnada batalla cainita por el poder, entre seguidores de Rajoy, Aguirre o Gallardón.
El diario El País destapa espionaje y mangancia (las malas lenguas dicen que dada su delicada situación económica, por “la descerebrada política económica de Cebrián”, le sirve al PSOE el escándalo, por apoyos económicos) y el bueno de Garzón coge el testigo.
Que Garzón nos cae como nos cae no sorprenderá nadie. Esperemos que este asunto no sea otro “brindis al sol” a los que nos tiene acostumbrado nuestro juez “estrella”. Recordar, por ejemplo: Memoria Histórica, “Operación Nécora”.
Que la plana mayor del PP con Rajoy al frente salga, patéticamente, a la palestra apuntando a una conspiración contra su partido para distraer al personal, es tan natural como la vida misma. Y tiene razón, es una conspiración que el mismo PP se ha organizado, orquestado y embolsado –presuntamente-. Y lo de distraer, bueno hasta cierto punto, pues a un parado o una parada de larga duración, mayor de 45 años, que cobra 400 euros al mes, ya me dirás, más que distraer le cabrea.
Ahora le toca al PP estar a la cabeza de la corruptela –cansinamente presunta- y al PSOE en un puesto más bajo, ya estuvo de número uno años atrás. Así son las cosas, no siempre se puede estar de líder.
Sin embargo, no nos engañemos, salvo honrosas excepciones, las distintas formaciones de izquierda o derecha, nacionalistas o mesetarios, con espacios de poder no escapan a tener un “Roldán”, o alguna docena, en sus filas. Los hay de todas las clase, los que directamente se quedan con todas las comisiones y los honrados: dos para el partido, ocho para mí.
Los políticos se enfadan muchísimo cuando se generaliza. Es injusto, cierto, pero es que la cosa no para. Si no sale un Roldán, un Rojo, un Roca, salta el alcalde de Boadilla o alcaldesa de allá o el concejal o concejala de acullá. O sino el consejero o consejera, o presidenta o presidenta, ex o en activo, de tal o cual Comunidad Autónoma o cargo de la administración central o la curia (que también juegan a esto). Y como se dice ahora, con unas tramas que no envidian a la Ndraghetta calabresa. Y lo peor no es lo que sale a luz pública, lo peor es lo que se sospecha y no sale, por ahora, y que se sitúa a los más altos niveles de este estado monárquico de pacotilla, democrático de “bajo pelo”, continuista de prebendas franquistas, por conveniencia o linaje. En fin, un asco.
Vamos a por la República, la Tercera, que nos salve de esta lacra política y nos higienice del politiqueo de alcantarilla.
Álvaro Fernández
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