Formaban el cortejo ciudadanos y ciudadanas, movimientos sociales, centrales sindicales, partidos políticos, sindicato de estudiantes de enseñanza secundaria y superior. Más de trescientos mil manifestantes, una vez más, en la capital francesa. Tres millones y medio en el hexágono, en centenares de manifestaciones.
El motivo es bien conocido: la nueva ley de pensiones que “su majestad Sarkozy” ha aprobado, en el senado, el 26 de octubre.
La táctica sindical correcta, paralizar a un nivel importante un sector clave de la economía, las refinerías de petróleo, los transportes, recogida de basuras, etrc., para ralentizar o paralizar la actividad laboral.
Actualmente en Francia hay dos semanas de vacaciones escolares, pero no han parado las protestas estudiantiles. La Intersindical ha convocado las próximas acciones, que serán el 28 de octubre y el 6 de noviembre. A pesar de las requisiciones del gobierno (una ley que obliga a trabajar en determinados sectores de interés nacional, bajo pena de 5 años de cárcel) sigue la batalla en las refinerías. Hoy mismo la UNEF (sindicato de estudiantes universitarios), llama a la coordinación de los sectores sindicales estudiantiles, para parar el 4 de octubre, día en que se reanudan las clase y a participar en todas las jornadas convocadas por los sindicatos de trabajadores.
Por penosa, no vamos a establecer comparación entre las movilizaciones en el estado español y el francés, donde el movimiento de protesta ha tenido hasta un 75% de aprobación de la ciudadanía.
Hay que tener en cuenta, para mayor escarnio, que mientras la afiliación sindical en Francia es el 8%, en España ha subido al 17%. En toda Europa (menos en los países nórdicos, que son un caso aparte) ha caído la afiliación sindical menos en España, Extraña situación.
Corresponsal del CRBLL en París
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