dilluns, 2 de maig del 2011

HOMENAJE AL AMIGO JUANTXO


El homenaje en forma de Almadía de Oro al grupo de voluntarios está muy lejos de ser un auto premio por parte de la Asociación de Almadieros; es más, hubiese sido de desear que este reconocimiento que se va a vivir el sábado en Burgui nunca se hubiese realizado. Cierto es que se va a reconocer la labor del voluntariado, pero quienes de alguna manera vivimos implicados en las tareas de defensa del patrimonio sabemos que en estos casos no se está haciendo nada de más, sino lo que se debe; aunque en estos tiempos hacer lo que se debe en torno a nuestra cultura, lamentablemente es digno de reconocer.

El colectivo de voluntarios está repleto de nombres anónimos; y sin embargo el sábado la Almadía de Oro va a tener un nombre propio, y a través de él van a estar representados todos los voluntarios. Se trata de Juantxo Gartzia de Azilu, fallecido el pasado mes de septiembre.

Mientras su salud se lo permitió, Juantxo fue un voluntario ejemplar; fue un motor de actividad, locomotora en no pocas empresas. Persona comprometida, aliado de las causas difíciles, promotor de mil historias…; fue aquél que predicó con el ejemplo empezando a dar luz a una nivera medieval que se ocultaba bajo la maleza y bajo la tierra, el que se empeñó en recuperar y dignificar viejos oficios, el que también puso empeño en recuperar la vieja lengua de nuestra tierra, y la historia incómoda, y el que anduvo por los caminos de la memoria, y tantas y tantas historias. Ese era Juantxo, un artista que fue capaz de aparecer, desaparecer, y dejar a su paso toda una estela de amigos.

Seguramente que un buen profesional de la escritura en la prensa sería capaz de desligar la amistad y los sentimientos ofreciendo a los lectores un reportaje mucho más imparcial. No es mi caso, ni tan siquiera mi estilo. En este ocasión he de reconocer que la figura de Juantxo no dejaba indiferente a nadie, ni tampoco a mí; nos tocó luchar juntos en más de una trinchera (almadías, oficios…); y en la última que luchamos, allá por el mes de septiembre, yo tuve más suerte que él.

Este sábado Juantxo Gartzia de Azilu estará ausente a la orilla del río, y en el bar, y en las calles, y en el frontón. Pero estará más presente que nunca en el recuerdo de todos; estará representando a todo el voluntariado, no en vano, a pesar de que sus ideas políticas no eran compartidas por todos, podemos decir que, con su carácter, siempre, allá por donde pasó, a sus espaldas le quedaba una puerta abierta.

Igual que esos robles que resisten las temibles corrientes de aire en la foz de Burgui, igual que esas locomotoras que ante cualquier adversidad apretaban los dientes y seguían con paso firme y meta bien marcada, igual que aquellos almadieros que no soltaban el remo a pesar de las embestidas del río…, igual que todos ellos, así era Juantxo.

Este sábado Burgui es cita obligada. Es cita con la tradición, con nuestra cultura, y con quienes desde el anonimato hacen posible todo esto.